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domingo, 31 de octubre de 2010

Manic Street Preachers - Postcards From A Young Man


Las bandas británicas de los 90 están en un marcado proceso de extinción: Oasis se separan, Pulp son historia lejana, Suede hace tiempo que pasaron a mejor vida... y entre los supervivientes, Radiohead deshoja la margarita decidiendo si cobra o no por sus cada vez más infrecuentes discos de estudio. Entre toda esta desolación, los Manic Street Preachers siguen en la brecha, regalándonos con este "Postcards From A Young Man" su tercer disco en cuatro años y el décimo en una carrera que entra ya en su tercera década.

Está claro que los Manics son una banda única, especial. Su retorcida historia, la sombra de Richey James Edwards, sus textos, los bandazos, su compromiso musical, sus contradicciones... una rara avis en toda regla. Sólo así puede entenderse el viraje que supuso el arriesgado y polvoriento “Journal For Plague Lovers” tras el plácido reencuentro con el éxito del también fantástico “Send Away The Tigers” allá por 2007. Y después de ir y de volver, tras enseñarnos las dos caras de la moneda Manic, ¿qué cabe esperar? La respuesta nos la da el gran Nicky Wire: “a last shot at mass communication”, un último intento (por ahora) de llegar al público masivo. Con esa premisa, “Postcards From A Young Man” se presenta como un disco ambicioso y superproducido que recuerda a los Manics de “Everything Must Go” o "This Is My Truth Tell Me Yours", con canciones trufadas de melodías excelsas, grandilocuencia y excesos orquestales con vocación mainstream. Una joya en potencia.


“It’s Not War (Just The End Of Love)”, su primer single, es también el tema encargado de abrir el disco. Intenso y efectivo, seguramente sea su corte más inmediato y, de alguna manera, predecible. El segundo y tercer corte, “Postcards From A Young Man” y “Some Kind Of Nothingness” rozan lo sublime, y se encargan de presentar la cara más emotiva y meláncólica de la bandas, abriendo una nueva vía en su temática: el paso del tiempo. Con la voz invitada de Ian McCulloch de Echo & The Bunnymen en este último tema, la canción lo tiene todo para convertirse en un clásico instantáneo para los fans.


Poco después nos topamos con “Hazelton Avenue”, una pequeña maravilla con riff a la "Motorcycle Emptiness" y una rítmica que casi recuerda al "It Ain't Over 'Til It's Over" de Lenny Kravitz. Como la genial "I Think I Found It", deliciosamente mainstream.


La segunda parte del disco incluye algunas de las piezas más potentes y guitarreras: "Auto-Intoxication" y "Don't Be Evil" son lo más cercano al "Journal" por su crudeza e inmediatez, mientras que en "A Billion Balconies Under The Sun", con Duff McKagan como invitado a las cuatro cuerdas, James Dean Bradfield vuelve a hacer el enésimo alarde de sus sobresalientes condiciones como guitarrista. Soberbio en su forma de entender las canciones y de ajustar su impecable técnica a las necesidades de cada tema, algo que vuelve a quedar patente en la sensacional
"All We Make Is Entertainment", bellísimo corte en el que se combina la rabia eléctrica desbocada con unas líneas de voz y unos textos memorables. Seguramente el mejor momento del disco.

A pesar de algún que otro patinazo, como “The Descent (Pages 1&2)” -probablemente su tema más flojo y desganado- o la algo insulsa "The Future Has Been Here 4ever", este "Postcards From A Young Man" es una obra madura, sólida y fascinante que, siendo descaradamente comercial, mantiene la vitalidad y el nervio de los mejores momentos de los Manics y que vuelve a dejarnos un puñado de canciones para el recuerdo. Un disco que reconfirma a los galeses como una de las mejores bandas (si no la mejor) que ha salido de las Islas Británicas en las últimas décadas.


¿Cuál será su próximo volantazo? Lo esperaremos con muchas, muchas ganas.