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lunes, 22 de febrero de 2010

Arctic Monkeys - Humbug


Humbug es el tercer disco de los mundialmente famosos Arctic Monkeys. Un disco jugoso, rebosante de contenido, en el que Alex Turner y cía. le vuelven la cara al éxito comercial y a las listas de éxito y se centran de lleno en lo que mejor saben hacer: escribir grandes canciones.

Producido en su mayoría por Josh Homme (QOTSA, Them Crooked Vultures) y grabado en su integridad en EEUU, Humbug es un auténtico puñetazo en la mesa de los de Sheffield y supone un paso de gigante en su carrera: una obra profunda, densa, enmarañada, atmosférica, pesada a veces, pero siempre intensa. Atrás queda la furia adolescente de sus dos primeros trabajos y la inmediatez de sus previos textos: donde había revoluciones por minuto ahora hay tensión, desgarro e introspección; donde había pop de masas (sic) ahora hay un sentido del atrevimiento y de la variedad compositiva sobrecogedores.

El disco comienza con "My Propeller" y el que fuera primer single "Crying Lightning". Ambos temas comparten un tempo pesado, marcial, cargado de fuerza y de rabia contenida. Dos cortes sublimes que ponen el listón a un nivel insuperable. "Dangerous Animals" discurre por terrenos similares, con un riff pesado y reiterativo, aunque sin alcanzar la excelencia de sus predecesoras.

"Secret Door" es otra de las joyas de este "Humbug". Una línea de voz sugerente, una base rítmica hipnótica y un estribillo que recuerda incluso a los The Smiths. "Potion Approaching" y "Fire And The Thud", lentas y atmosféricas, aportan solidez al conjunto, mientras que "Cornerstone" se erige en uno de las composiciones más brillantes que han salido de las islas británicas en los últimos años. Un tema inmaculado, todo sutileza, que narra una historia deliciosa y tremendamente original, y que eleva a Alex Turner al nivel de los mejores letristas de la actualidad.

"Dance Little Liar" aporta oscuridad y dramatismo, con una nueva demostración de las habilidades del gran Matt Helders a las baquetas (pocos baterías hoy en día llegan al nivel de intensidad y originalidad de este chaval) y lo sugerente de letras como "the clean coming will hurt / and you can never get it spotless / when there's dirt in between the dirt".

Pero todavía se guardan una de las mejores balas para el final, la genial "Pretty Visitors", una suerte de transición entre lo que la banda era y lo que es: tempo rápido, trepidante, en las estrofas, ritmo pesado y sofocante en los estribillos. Cierra el disco "The Jeweller's Hands", que pone el broche de oro a una obra valiente, arriesgada y más que notable en su conjunto.

Mientras para un buen número de bandas la madurez significa sequía creativa y aburrimiento (¿alguien dijo Oasis?), a los Arctic Monkeys el paso de los años les está sentando fenomenal. El futuro está en sus manos.