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miércoles, 29 de septiembre de 2010

Arcade Fire - The Suburbs



"The Suburbs" es el tercer disco de los canadienses Arcade Fire, sin duda una de las bandas más destacadas de la pasada década gracias a dos obras geniales como fueron "Funeral" y "Neon Bible".

Con este "The Suburbs" los de Win Butler abundan en sus filias y fobias: la juventud que queda atrás, el inefable paso del tiempo y las contradicciones de la vida pseudo-idílica de los suburbios, donde reside la gran mayoría de la clase media y alta norteamericana.

Abandonando en parte el oscurismo de su segunda pieza, el disco conserva el pesimismo existencial de sus obras previas, profundizando en la melancólica búsqueda de la épica, aunque con resultados más irregulares que en aquéllas. Y es que el problema de este "The Suburbs", además de unas expectativas por las nubes, no son ni sus redundantes letras ni sus pretenciosos mensajes ("if the businessmen drink my blood / like the kids in artschool said they would / then I guess I'll just begin again" canta, apesadumbrado de su éxito, Butler en "Ready to Start"). Lo más preocupante es la alarmante mediocridad de muchos de los cortes del álbum, que además se alarga hasta las 16 canciones. "The Suburbs", "Modern Man" o "Rococo" pasan el examen con aprobado, "Modern Man" se salva por los pelos; "Month of May" aporta más bien poco, y cortes como "Empty Room", "Half LIght I", "Wasted Hours" o "Deep Blue" suenan pasados y repetitivos, como descartes de dos obras superiores a las que este disco sólo puede mirar desde lejos.

No todo son malas noticias: con "City With No Children In It", "Suburban War" o los pantanosos paisajes de "We Used To Wait" Arcade Fire reverdecen laureles y nos recuerdan a la banda original, atrevida y extremadamente talentosa que empezó a despuntar allá por 2004.

Ahora ya han dado el salto: no sólo son el ojo derecho de la crítica independiente, sino que tocan en grandes arenas y lucen porte en portadas de todo el mundo... pero la sensación que dejan en el oyente es que las loas y alabanzas que han venido recibiendo en los últimos años han agrandado el ego y el ombliguismo de una banda que se divierte demasiado mirándose al espejo y que se ha olvidado del ingrediente más importante de un gran disco: las canciones.

"All the kids have always known, that the Emperor wears no clothes / but they bow down to him anyway (...)", cantan en "Ready to Start". Con este "The Suburbs" algunos empezamos a ver a Arcade Fire algo más ligeros de ropa.