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domingo, 30 de septiembre de 2012

Regina Spektor - What We Saw From The Cheap Seats


"What We Saw From The Cheap Seats" es el sexto trabajo de estudio de Regina Spektor, uno de los personajes más peculiares del panorama musical actual. Spektor nació y vivió en Moscú hasta los 9 años, cuando su familia se instaló en Nueva York. Fue en la ciudad de los rascacielos donde creció y desarrollo su formación como pianista, que pronto complementaría con una voz de registros increíbles y con una capacidad casi sobrenatural de escribir canciones. Spektor tiene además el extraño don de ser y sonar diferente, siendo capaz de estremecerte con un falsete inverosímil o de sacarte los colores cuando imita sin reparos los sonidos de un delfín o de unas trompetas con su voz.

En "What We Saw From The Cheap Seats" nos regala un poco de las dos cosas, pero nos aporta muchas más: un single perfecto como "Don't Leave Me (Ne Me Quitte Pas)", ejercicios preciosos de introspección como "How" o la turbadora "All The Rowboats", con una oscura e interesantísima letra, o fogonazos de luz como "The Party", donde la neoyorkina juega en su terreno favorito, una emotividad casi desnuda a la que solo una personalidad como la suya puede dar credibilidad. Pero, como casi siempre, la obra nos deja algunos borrones, pasándose de almíbar en "Firewood" o "Patron Saint" y aburriendo soberanamente en "Open" o "Ballad Of A Politician".

La versatilidad en la interpretación de Spektor es indiscutible, pero es justamente esa diversidad de tono del disco, capaz de pasar de la comedia a la tragedia griega en apenas dos cortes, la que resta fuerza y empaque al conjunto. Parece claro que su música y sus letras, casi obsesionadas con el paso del tiempo, evolucionan, maduran, pero es posible que el torrente de creatividad de la ruso-americana -que asegura tener más de 200 canciones en la nevera- le impida decidir con nitidez si debe dar un paso hacia delante o dos hacia el lado.

Mientras ella se decide, nos quedamos escuchándola en su rol de bufón en la curiosa "Oh Marcello", en la que suplanta con desvergüenza y cierta gracia el acento de los italianos hablando en inglés. ¿Con qué nos sorprenderá en el próximo corte?